sábado, 6 de novembro de 2010

LA Lulu!


(Petibon e Holland, em Lulu, no Liceu de Barcelona)

Depois do triunfo de Genève e Salzburgo, Petibon apresenta, no Liceu, a sua leitura (soberba) da anti-heroína, Lulu. Confirmam-se, à terceira, as expectativas: Patricia Petibon é a Lulu assoluta da actualidade.

«Enorme Patricia Petibon. Su debut en el Liceo se saldó con un rotundo éxito, todo lo rotundo que permite la Lulú de Berg, ópera a cuyo final se llega por extenuación de artistas y de público. Hubo las habituales deserciones en los entreactos, pero los que resistieron ovacionaron a la soprano hasta donde les alcanzaron las fuerzas. Se lo merecía. Su Lulú es cautivadora, dúctil, arriesgada, vibrante, sensual y cerebral a la vez, en lo escénico y lo vocal. Tras haber incorporado el personaje este mismo año en Ginebra y en Salzburgo y retomarlo ahora en Barcelona, Petibon dice que necesita volver con urgencia a las heroínas barrocas y mozartianas. Se comprende: Lulú a la fuerza te vacía. Ella misma es un agujero negro en el que convergen los peores instintos de una sociedad corrupta, materialista, moralmente inane, que Frank Wedekind retrató sin piedad en El espíritu de la tierra (1895) y La caja de Pandora (1904) y que Berg concentró en su poderosa ópera. El vértigo que produce esta femme fatale viene de su absoluto nihilismo, de la naturalidad con la que seduce al hijo en el sofá en que ha matado al padre (su marido) o de la asepsia con la que describe la homosexualidad de la condesa de Geschwitz, enamorada de ella ("No eres un ser humano como los demás. No hay suficiente materia para hacer de ti un hombre y tienes demasiado cerebro para ser mujer", le dice). Dar esa frialdad cortante, ese vacío, a través del canto, la manifestación más cálida del alma, requiere un esfuerzo interpretativo en el que Petibon estuvo inconmensurable. Se comprende que necesite reposo.

El éxito fue compartido con el director Michael Boder, quien sacó de la orquesta de la que es titular, hasta donde pudo, una lectura clara, transparente, equilibrada. La dureza del lenguaje serialista se ve en esta obra compensada por el uso de números cerrados -canción, lied, himno, coral-, de aliento melódico por más que atonal, que Boder tradujo con fuerza comunicativa. El resto del reparto estuvo a notable altura. Tal vez a Ashley Holland (Doctor Schön / Jack el Destripador) le faltara dar más de gramaje a su papel y Paul Grove (Alwa) superara forzando los temibles escollos de la parte, pero a cambio, Franz Grundheber (Schigolch), Julia Juon (Geschwitz), Andreas Hörl (domador / atleta) y demás bestiario estuvieron bien.

La única, mínima, contestación para la puesta en escena. Los siete cuadros constituyen un gran fresco urbano-circense, en el estilo de la Nueva Objetividad de Otto Dix y George Grosz, por el que entran y salen novias de blanco, prostitutas de colores, proxenetas marcando paquete, burgueses ociosos, cabezudos, gorilas, payasos, militares e incluso Papá Noel. Operación estilística en el espíritu de la obra que da por resultado escenas de gran plasticidad. Pero el problema viene del exceso, por querer decir demasiadas cosas. ¿Hace falta rotularle al espectador tantas frases? Es como si esta producción no se fiase de su capacidad de comprensión, con el añadido de frenéticos movimientos de decorados que ya están en la música y acaban por distraerte de ella. Lulú pertenece a la categoría del mito y como tal reclama un mayor libertad para que cada cual lo llene con sus propios fantasmas


E pensar que começou - pateticamente - como soubrette...
A maturidade pô-la nos eixos! Ainda nos vai dar grandes surpresas!!!

4 comentários:

Gus On Earth disse...

É uma ópera magnífica, para mim mais bem conseguida do que o Wozzeck. Cenicamente é, como o texto diz, extremamente exigente. Não imaginava a Petibon no papel! Vou averiguar, sem dúvida.

J. Ildefonso. disse...

A Petibon não me convence de todo. Muito menos na Lulu. A critica de Salsburg não foi tão generosa. Dizia que era inaudível durante longos excertos da ópera e que provavelmente era melhor que assim fosse...

Raul disse...

É isso mesmo. A Petibon, que eu tenho na Armida de Haydn com a Bartoli, ouve-se, mas na Gala Mozart em DVD tem uma voz muito pequena.

J. Ildefonso. disse...

Exactamente Raul

Uma voz pequena e estridente. Na Armida do Haydn há uns agudos muito feios.....