Vá-se lá saber por que razão, por estas bandas, passámos da exaltação dos intérpretes líricos à dos Maestros. Bem, em rigor, eu sei a razão da mudança, mas guardo-a para mim!
Desta feita, a vénia desenha-se diante de Cláudio Abbado, cujo trabalho muito admiro (desde que não se trate de lírica mozartiana, território onde o milanês não cessa de me desagradar!)
«(…) ha encontrado un gran complemento a su ciclo dedicado a Beethoven, con el Fidelio como mayor atractivo. Una ópera con referencias españolas que explora a fondo el anhelo de libertad. Él no la había interpretado nunca, pero deseaba hacerla desde siempre. “Como Boris Godunov o Tristán e Isolda, son obras que me han fascinado continuamente. Lo mejor en el caso de Fidelio es abordarlo sin prisa, con humildad, modestamente. Así descubres que es una partitura revolucionaria, moderna, la primera gran ópera dramática después de las aportaciones de Mozart y Haydn”.
(…)
sobre todo en la Filarmónica de Berlín, donde sustituyó a Herbert von Karajan entre 1989 y 2002. Para los músicos, aquello fue cambiar de la noche al día. Regresar de una era dictatorial donde lo único que importaba era el culto a la personalidad del director a una relación abierta y participativa con otro personaje radicalmente distinto. “A mí Karajan me trató siempre con mucho respeto, fue muy gentil y era un gran músico, sobre todo con compositores como Richard Strauss”, recuerda.
(Claudio Abbado)
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