Maria Bayo é uma intérprete de referência, com uma voz plenamente lírica, radiosa, muito fresca e dotada de uma musicalida extraordinária.
O meu primeiro encontro marcante – verdadeiramente, sublinho – com a soprano deu-se em Handel, por via deste magnífico registo, cuja interpretação floral e pueril de Da Temepeste (Giulio Cesare) me arrebata!
Segundo reza esta notícia, San Sebastian rendeu-se ao seu charme, num recital consagrado ao repertório francês e zarzuela:
«Bayo se creció, sintiéndose además correctamente acompañada por la orquesta suiza y su director español. Elevó el listón con Las hijas de Cádiz, de Delibes, en la primera propina, y se lanzó al infinito con una interpretación antológica de Chateaux Margaux. En pleno clima de apoteosis, la soprano recordó con La tarántula, que era alumna y admiradora de Teresa Berganza, pero conservando su personalidad. El público se puso en pie -algo no tan habitual en San Sebastián como en otros festivales- coronando la velada en atmósfera de franco éxito. De la orquesta quizá su momento más destacado fuese el intermedio de El baile de Luis Alonso. No perjudicó, en cualquier caso, a la cantante y acompañó con corrección en todo momento. Fue un recital, por encima de todo, amable, de los que conquistan y en los que se establecen vínculos de comunicación entre los artistas y el público.»
Não me surpreende que a aclamem!
O meu primeiro encontro marcante – verdadeiramente, sublinho – com a soprano deu-se em Handel, por via deste magnífico registo, cuja interpretação floral e pueril de Da Temepeste (Giulio Cesare) me arrebata!
Segundo reza esta notícia, San Sebastian rendeu-se ao seu charme, num recital consagrado ao repertório francês e zarzuela:
«Bayo se creció, sintiéndose además correctamente acompañada por la orquesta suiza y su director español. Elevó el listón con Las hijas de Cádiz, de Delibes, en la primera propina, y se lanzó al infinito con una interpretación antológica de Chateaux Margaux. En pleno clima de apoteosis, la soprano recordó con La tarántula, que era alumna y admiradora de Teresa Berganza, pero conservando su personalidad. El público se puso en pie -algo no tan habitual en San Sebastián como en otros festivales- coronando la velada en atmósfera de franco éxito. De la orquesta quizá su momento más destacado fuese el intermedio de El baile de Luis Alonso. No perjudicó, en cualquier caso, a la cantante y acompañó con corrección en todo momento. Fue un recital, por encima de todo, amable, de los que conquistan y en los que se establecen vínculos de comunicación entre los artistas y el público.»
Não me surpreende que a aclamem!
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